Cuba decidió producir vacunas contra la COVID-19 no por dinero, sino para hacer la diferencia entre la vida y la muerte
Ida Garberi
“En este frasco se concentran las escuelas, en vez de erigir casinos ponerse a sembrar escuelas…En esta dosis, están la fe y la fuerza de un país, más protegido, más inmune, más feliz”
Israel Rojas, director grupo musical Buena Fe
Después de llegar a Cuba, desde Italia, el jueves 26 de agosto del 2021, el vuelo especial “Poniéndole Corazón a Cuba” con ayudas medicas solidarias, gracias a la colaboración de muchas organizaciones, como la Agencia de Intercambio Cultural y Económico con Cuba (AICEC), la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL, en italiano) y la Coordinadora Nacional de Cubanos Residentes en Italia (CONACI), empezaron hermosos intercambios de amor y de entregas de los donativos.
En la mañana del sábado 28 de agosto pude participar con la delegación de solidaridad italiana en un encuentro en el Instituto Finlay de Vacunas de La Habana.
Nos esperaban muchos científicos y científicas, héroes que supieron trabajar sin descanso para poder hacer realidad tres de los cinco candidatos vacúnales toditos todos cubanos: Soberana01, Soberana02 y Soberana Plus. Lástima que la pandemia no pudo permitirlo, porque quisiera haberlos podido abrazar todos para demostrarles el honor de escucharles personalmente y mi infinito agradecimiento.
El problema central de la isla caribeña es el bloqueo genocida estadunidense, que desde casi 60 años, no le permite abastecerse de muchos productos, en este caso principalmente insumos farmacéuticos, bajo amenazas de multas millonarias a proveedores.
El doctor Vicente Vérez Bencomo, director general de la institución, recordó que él mismo, para contrastar con las transnacionales, fue el director del proyecto de otra vacuna totalmente cubana y sintética, contra el Haemophilus influenzae tipo B, causante la mayoría de las infecciones bacterianas en los niños.
“Como una de la vacuna más famosa anti COVID-19, la que existía contra el Haemophilus, ante de la cubana, era de Pfizer: cada dosis costaba 30 dólares y para inmunizar completamente se necesitan 4 dosis, impensable para una Cuba en lleno periodo especial. Así, con mi equipo reconstruimos completamente el antígeno en forma sintética”.
Desde esta experiencia, en el Instituto decidieron diseñar algunos proyectos de vacunas contra la COVID-19 y el 19 de mayo del 2020 el presidente Miguel Díaz Canel convocó a los científicos para conocer la situación de los estudios.
“Allí nació el nombre, cuando Díaz Canel dijo que tener una vacuna en Cuba era un problema de Soberanía”.
“La primera persona vacunada del ensayo de Soberana02 fue en el municipio de Marianao, el 24 de agosto del 2020 y en seguida circularon fake-news, los enemigos de la Revolución decían que era imposible que existiera un candidato vacunal cubano, que lo aplicado era la vacuna rusa Sputnik”, continuó el doctor Yuri Valdés Balbín, director adjunto del Instituto Finlay de Vacunas.
Pero los fascistas tenían la razón, Cuba no tenía un solo candidato vacunal, ¡ya los proyectos eran cinco!
“Es difícil para quienes tienen una mentalidad de mercado entender cómo se trabaja con el corazón para el bien del pueblo. Pero, miren, ustedes que son los italianos agradecidos, que están recompensando el trabajo de los médicos cubanos en Italia en el momento más duro de la pandemia en vuestra península, ahora están aquí porque Cuba necesita ayuda”.
“Ustedes son nuestros hermanos, aplican, con hechos, el principio de José Martí que Patria es Humanidad”.
Yuri agradeció a Michele Curto, presidente de AICEC, por ser también uno de los responsables de la colaboración entre el Instituto Finlay de Vacunas y el Laboratorio de Virología del Hospital “Amedeo di Savoia” de la ASL Ciudad de Turín, centro regional de referencia para enfermedades infecciosas.
La vacuna cubana, en sus diversas versiones, se proyecta en una posición estratégica particular, es decir, como potencial herramienta de refuerzo en sujetos ya vacunados o que superaron infecciones espontáneas en el pasado. El candidato vacunal Soberana Plus completó los ensayos clínicos de Fase I / II en Cuba, los únicos estudios en el mundo diseñados específicamente para convalecientes de la COVID-19, y en sus resultados demostraron alta seguridad y inmunogenicidad (96% de presencia de anticuerpos específicos).
Además, el ensayo fase III (Soberana 02) acaba de concluir en Cuba, que incluye tres etapas de inmunización, cuyos resultados preliminares consisten en una eficacia del 91,2% para enfermedad sintomática, 75,7% para infección y 100% para enfermedad sintomática grave y muerte. El siguiente paso consiste en verificar la capacidad de la respuesta inducida por la vacuna para contrarrestar las diferentes variantes circulantes.
El Laboratorio de Virología del Hospital “Amedeo di Savoia” de la ASL Ciudad de Turín, Centro Regional de Referencia para Enfermedades Infecciosas, en colaboración con la Clínica de Enfermedades Infecciosas del mismo Hospital (Prof. Giovanni Di Perri), está trabajando ahora para verificar las propiedades de neutralización de los sueros de sujetos cubanos vacunados.
Este estudio es necesario para comprender la capacidad de la vacuna cubana para contrarrestar el crecimiento viral in vitro de las diferentes variantes que circulan en el planeta.
El doctor Yuri nos informó que muy pronto un grupo de italianos convalecientes de la COVID-19 llegaran a Cuba para un ensayo con Soberana Plus, para demostrar su eficacia y después de obtener datos positivos, este candidato vacunal será probado en Italia con más personas. Es un dato muy importante porque pudiera permitir, después de los estudios en el hospital de Turín, la autorización de Soberana Plus como vacuna en Italia y claramente en Europa. La mejor noticia es que pudiera ser hasta la tercera dosis de quien se vacunó con productos de transnacionales, porque los científicos cubanos saben ya que es compatible.
Como italiana residente en Cuba estoy muy feliz porque mis connacionales puedan beneficiarse de la ciencia cubana: con mucho orgullo revolucionario puedo afirmar que tengo en mi cuerpo ya tres dosis de una vacuna cubana, Abdala, y estoy muy agradecida con la isla rebelde que me permitió protegerme gratuitamente como una hija más, parte de su bravo pueblo.
Al concluir el encuentro, Michele Curto contó todo el enorme trabajo que se tuvo que hacer para poder traer el avión, todo empezó como un sueño el 13 de julio y ¡nadie si imaginó que al final a Cuba pudieron llegar 205 metros cúbicos de materiales sanitarios, principalmente para combatir la COVID-19!
“Traemos esos insumos médicos para agradecerle a Cuba su aporte maravilloso cuando envió médicos en Italia, y lo hacemos ahora, que es cuando Cuba lo necesita. Veo, entre los científicos y las científicas de esta isla, jóvenes que ya tienen grandes responsabilidades en el Instituto. Dedico a ustedes nuestro trabajo, estoy orgulloso que sean la demostración de que la Revolución supo sembrar futuro, aquel futuro que duele mucho al enemigo”.
Las últimas palabras fueron del doctor Vérez que nos recordó que todo ese avance científico es mérito de Fidel Castro, que, como jugador de ajedrez que adivina los movimientos futuros desde el inicio de la partida, sostuvo, después del triunfo de la Revolución, que para Cuba era indispensable la educación e intentar de ser lo más independiente en el mundo de la ciencia. Así empezó a construir escuelas, después universidades y hasta una empresa de alta tecnología como el Instituto Finlay.
Efectivamente, el mismo Fidel lo recordó en el 1997, en el acto de inauguración del curso escolar, cuando dijo: “(…) sin educación no hay Revolución posible, sin educación no hay socialismo posible, sin educación no hay ese hombre nuevo de que hablaba el Che Guevara (…)”.
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