Miguel DEscoto: en Cuba existen los valores para cambiar el mundo
Ida Garberi*
“Déjenme decirles, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad”.
Ernesto Che Guevara
Encontrarse de cerca con Miguel D’Escoto es una emoción inmensa, es un hombre tan grande, un sacerdote tan comprometido con las verdaderas reglas del Nuevo Testamento, dispuesto desde sus primeros años de sacerdocio a servir al prójimo: después de su consagración a Dios siempre predicó que la religión es no dejarse “contaminar por el mundo”, es decir, no dejarse contagiar con la indiferencia y con la apatía frente al sufrimiento de nuestros hermanos.
Como afirmó Celia Hart Santamaría, la mariposa de la cultura cubana, (el 7 de septiembre de 2009 se cumplió un año de su desaparición física), Jesús fué el primer comunista de la historia humana y el padre D’Escoto, comprometido discípulo del Hijo de Dios, es el testimonio vivo de esta afirmación,
Del padre D’Escoto emana un aura de valentía que le permite decir verdades muy duras con un aire de ternura y amor. El amor, en él, tiene una fuerza intrínseca: estas cualidades permitieron que Miguel D’Escoto pudiera cumplir brillantemente su presidencia del 63° Período de la Asamblea General de la ONU.
Él vino a Cuba, poco antes de terminar su mandato para “cargar sus pilas”, como afirmó en una tarde cálida habanera, en la Casa de la Amistad, lugar de encuentros del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.
En este lugar de paz y tranquilidad, que fue complice de los suspiros de Juan Pedro Baró y Catalina Laza a principios del siglo pasado (los primeros propietarios de la casa), sigue emanando amor y fuerza infinita mientras D’Escoto nos informa que en su discurso de cierre del 63°Período le preguntará directamente al presidente Obama la libertad por mis Cinco hermanos cubanos.
Personalmente, él le entregará al presidente norteamericano dos cartas de los familiares de los Cinco Héroes cubanos: una carta denuncia a todos los abusos sufridos por Olga Salanueva y Adriana Pérez, que, desde hace 11 años, no pueden encontrarse con sus correspondientes esposos, René González y Gerardo Hernández y la otra, continua siendo un secreto, aunque el padre Miguel afirma que “su contenido será conocido en su debido momento”.
Miguel D’Escoto fue tan incisivo cuando habló de los Cinco Héroes cubanos afirmando que no existe ninguna cifra ni ninguna posibilidad de indemnizar a estos Cinco Héroes por todas las injusticias padecidas, tampoco si fueran liberados mañana y si los EE.UU. les dieran una medalla para reconocer que arriesgaron su vida por defender a los ciudadanos de todo el mundo, incluyendo a los norteamericanos.
“Mantenerlos en prisión no sólo hace sufrir a los Cinco cubanos y sus familiares, si no mancha también el honor de la administración de Obama”, afirmó.
Quizás sus palabras tan simples y sinceras hayan puesto en una situación embarazosa a los medios extranjeros presente en la rueda de prensa: en efecto casi ningún periodista redactó un artículo que tratara sobre las declaraciones de D’Escoto.
Conozcamos bien este procedimiento, ¡una vez más la verdad hace temblar al enemigo, todos los mentirosos, los deshonestos y los oportunistas prefieren tratar de echar en el olvido verdades MUY incómodas!!!!
El padre continúa hablando del futuro sin descanso, con sus 76 años dedicados al Sandinismo y a Cristo, habla de Cuba como el guardián de los valores que pueden salvar al mundo, que ahogado por la crisis económica se encuentra al límite de un precipicio: los mismos EE.UU. podrían querer la tercera guerra mundial, es decir por tercera vez la guerra sería el escape a todos aquellos problemas económicos que ellos mismos provocaron.
Miguel afirmó que el uso de las siete bases colombianas por parte de los estadounidenses representa un retroceso en el presente luminoso de América Latina y una terrible amenaza para la paz mundial. “El hecho de que Uribe esté tan disponible con los Estados Unidos me pone muy triste y creo que todo el continente tiene el derecho a protetar y a sentirse amenazado”.
De mi parte creo que la marioneta llamada Álvaro Uribe no tenga otra elección que la de obedecer a su dueño, las pruebas aplastantes de ser un narcotraficante, cómplice de Pablo Escobar, permite a los EE.UU. tener un cabestro permanente sobre su cabeza.
El problema siempre es el deseo infinito de los Estados Unidos de mantener su patio trasero controlado, y Honduras es el ejemplo evidente.
El padre D’Escoto dijo que no tiene las pruebas, pero está casi seguro de que tras el golpe de estado en Honduras se esconde “la Mano Pachona” (espíritu malvado) del imperio.
Cómo ejemplo de resistencia recuerda a la Revolución cubana y a su líder Fidel Castro que define como un hombre enamorado de la justicia, de la solidaridad y de la hermandad.
“Si se habla de fe, Fidel Castro es el hombre mejor. Dichosamente puedo decir, después de haberme encontrado con él, que Dios escuchó las plegarias de todo los revolucionarios del mundo: todavía tendremos a Fidel por mucho tiempo”.
Para D’Escoto el hombre de fe es alguien que lucha para cambiar el mundo en algo diferente y mejor.
En su libro “Antiimperialismo y no violencia”, que es una colección de sus escritos y representa un instrumento de fe y lucha al mismo tiempo, D’Escoto nos confiesa su admiración por Karl Marx, considerado como el padre de la conciencia crítica de su época, pero que no ha perdido validez en el siglo XXI.
Con la fuerza del amor, D’Escoto también propone “inventar de nuevo” la Asamblea General de la ONU, el único lugar adecuado y legítimo para discutir los temas globales.
“No tienen sentido el G-8 o el G-20, sólo el G-192, es decir la Asamblea General de la ONU, puede ayudar a la humanidad a salir de las numerosas crisis que la están affligendo”.
El carisma innegable de este sacerdote que sabe ser al mismo tiempo fuerte y dulce, que aplica intensamente la regla del Che Guevara (Hay que endurecerse sin perder jamás la ternura) proviene no sólo de su formación sino también de sus obras en el pasado: el apoyo a la Revolución Sandinista en Nicaragua desde el nacimiento de este y el papel protagonico como canciller de Nicaragua (1979-1990), que fue determinante en el proceso contra los Estados Unidos en La Haya.
En efecto D’Escoto tiene el honor de haber logrado hacer condenar el imperio más poderoso del mundo por una corte internacional, que además de determinar que la guerra de los EE.UU. contra Nicaragua en los años 80 fue un horrendo abuso, reafirma el derecho inalienable de todos los estados del mundo, independientemente del tamaño de su territorio, poder militar o económico, a elegir su sistema político, económico, social y cultural, sin ninguna injerencia de ningún tipo de parte de otro estado.
Y para concluir quiero citar una frase del padre, el hombre que supo llevar en la vida cotidiana la Teología de la Liberación y la opción para los pobres, que nos dice que “la existencia de Cristo afirma y confirma qué Dios existe, que Dios nos quiere, que Dios es amor, que todo somos hermanos, que no existen esclavos ni dueños. El sacrificio de la Cruz de Cristo sigue siendo una locura para los que insisten en vivir conformes con la fría lógica de la razón y no quieren seguir la lógica del amor”.
*la autora es la responsable del sitio web en italiano de Prensa Latina
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