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Tigridia y los indios Piccaninny

Harold Cárdenas: “me encantó conocer una Revolución que recién empieza”

Harold Cárdenas: “me encantó conocer una Revolución que recién empieza”

Ida Garberi*

"Enseñen, y tendrán quien sepa; eduquen, y tendrán quien haga."

Simón Rodríguez

 

Como decía Simón Bolívar, creo que “la unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino" y para lograrla hay que intercambiar conocimientos y construir puentes entre las naciones, porque para los verdaderos revolucionarios la única Patria es el mundo.

En Ecuador, el ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana se ocupa de concretizar los conceptos citados y desde hace cinco años organiza una Escuela Intensiva de Verano, donde principalmente jóvenes de la izquierda mundial pueden conectarse entre ellos e intercambiar distintas visiones del modelo ecuatoriano del Buen Vivir, que supone la prioridad del ser humano por encima del capital y, sobre todo, una armonía con la naturaleza.

“La justicia social es un elemento clave del Buen Vivir, más que pagar la deuda externa nos interesaba pagar la deuda social y este es el compromiso que hemos adquirido”, dijo el canciller interino, Xavier Lasso, cuando inauguró la Escuela Intensiva 2015: “El modelo de desarrollo del Buen Vivir ecuatoriano y la defensa de la democracia en América Latina”, que se realizó durante dos semanas en Quito con la participación de estudiantes, académicos, líderes políticos, sociales y culturales de 15 países, efectuada desde el 14 al 30 de septiembre.  

En esta cita no podía faltar la presencia cubana, que tuvo como más que digno representante a Harold Cárdenas Lema, administrador de uno de los blog más leído en la isla caribeña, “La Joven Cuba”, profesor de filosofía de la Universidad de Matanzas y periodista colaborador en numerosos sitios web.

Intercambiamos sobre su experiencia en Ecuador y me comenta lo que fue más importante para él. “Creo que el hecho más positivo es que, estando en la escuela, te das cuenta que no está solo, que en el mundo hay mucha gente como tú, que está lidiando batallas similares a las tuyas en tu país y todo eso es verdaderamente reconfortante; me sentí como un pez en el agua, me dio fuerza y alegría. En la escuela éramos 60 estudiantes de 15 países, más o menos, y el espectro político era muy variado, no había presencia de derecha, pero sí existían todos los matices de izquierda que te puedes encontrar en el mundo. Aquí estaba el hecho interesante: el desafío era lograr un consenso y confrontar una opinión con otra, preguntarse qué cosa es la izquierda hoy en día y cómo va a tener movilidad política para trabajar en conjunto”.  

Harold sigue contándome la impresión que tuvo de la Revolución Ciudadana; la ve como un movimiento cívico que lucha para legitimar los derechos del país, como recuperar los recursos naturales; está muy vinculada con el nacionalismo y no tiene un carácter marcadamente ideológico. “Creo que éste último punto sea su talón de Aquiles, la conformación tan variada del movimiento Alianza País diluye un poco el sentido político de dónde va el proyecto, crea algunos riesgos como los que estamos viendo ahora en los ataques de la oposición”.

“Pero el mérito del movimiento es que fue lo que pudo ser en el momento que ganó la elecciones por primera vez, ahora toca fortalecerlo. No me gusta utilizar la palabra radicalizar porque así es como te etiqueta la derecha para acusarte de ser un extremista, prefiero decir que Alianza País debe definirse como izquierda y tomar más políticas de izquierda. Además, la escuela nos dejó la visión completa de como cambió el país en forma tan impresionante, de cómo mejoró el ámbito social, pero también conocemos que hay temas tabúes en Ecuador, como lo de los militares y de la religión. Todavía en el país hay rezagos del pasado muy fuertes. La base social es demasiado religiosa, ve normal que los militares se entrometan en la vida política como hicieron antes; Correa tiene que cuidarse de que los militares quieran quitarlo y poner a otro presidente”.

“Esta experiencia fue muy importante para mí porque pude conocer una Revolución desde su inicio, porque como joven cubano nunca la había vivido; primera vez que puedo saber, de buena tinta, como empieza una Revolución”.     

Pregunto a Harold si el piensa que sea posible una experiencia como esa en Cuba, es decir, que los jóvenes cubanos, militantes o no, puedan tener la iniciativa de organizar un encuentro con otros jóvenes de la izquierda mundial para fortalecerse y confrontar proyectos de izquierda sin estar dirigidos por el Partido Comunista de Cuba. Explico que mi duda viene del hecho que en Ecuador quienes dirigen la escuela son muchachos y muchachas muy jóvenes, funcionarios y funcionarias de la Cancillería, que no están sometidos y sometidas a una fuerte intrusión de parte del movimiento Alianza País.

“En Cuba se hacen cosas similares, vienen delegaciones del exterior para conocer la Revolución, pero aquí ocurre como sucedió en la Unión Soviética. Estamos demasiados preocupados en dar una imagen positiva del país que terminamos edulcorando la realidad cubana. Yo era quien en mi universidad atendía las delegaciones extranjeras y compartía con ellos; me daba cuenta que no se les mostraba las contradicciones propias de nuestro país. Las instituciones acá juegan a ser políticamente correctas y presentan una realidad que no existe”.

“En Ecuador, los funcionarios jóvenes de la Cancillería (casi ninguno tiene más de 30 años), son de una izquierda autóctona latinoamericana, no están lastrados y arrasados de conceptos dogmáticos y esquemáticos importados de Europa”.

Termino esta interesante charla con mi amigo Harold utilizando sus propias palabras tomadas de un artículo sobre la iniciativa juvenil que caben aquí como anillo al dedo: “Me gustaría pensar que el sector partidista que trabaja con los jóvenes es el más revolucionario, por las características de no-subordinación que debe tener la relación Partido-Juventud, pero recibo señales mezcladas. Tenemos muchos cuadros ‘confiables’, con valores positivos y diríamos de ellos que son buenas personas, pero su trabajo no es ser simpáticos o nobles sino cumplir bien su función. Y a menudo para no violar el orden de las cosas, no darle armas al enemigo o lo que es peor, “por si acaso”, frenan la iniciativa de la juventud.

Ahora el Partido debe dejar las posiciones paternalistas y la manía controladora, o el relevo del futuro estará compuesto por lo que el Che tanto temía: “asalariados dóciles del pensamiento oficial”. Y mejor que estos cambios ocurran pronto, o nos veremos un día haciendo una manifestación en las calles pero desde la oposición, con represión incluida quizás. Ahí sí estamos fuera de práctica, mejor tener iniciativa ahora que improvisar en el futuro”.     

 

*corresponsal en Cuba de Cubainformación    

 

 

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