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Tigridia y los indios Piccaninny

No queremos que Honduras sea sólo el comienzo .....

No queremos que Honduras sea sólo el comienzo .....

Ida Garberi *

“Mañana se podrá discutir, hoy lo más honrado es luchar”
Julio Antonio Mella

    

“Creo que no hice nada de extraordinario, todos los graduados, como yo, del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana Raúl Roa García, habrían reaccionado de la misma manera. Somos diplomáticos cubanos servidores del pueblo en el verdadero sentido de la palabra, nos enseñan así, tenemos como unico privilegio el de representar a nuestro gobierno en el extranjero. El secreto actuar con convicción; para mí era simplemente necesario defender la vida de la canciller de Honduras, que estaba en peligro, es una parte intrínseca de mí el hecho de oponerme al fascismo ".
Así, con estas palabras sencillas y humildes, pero al mismo tiempo transmisoras de  una carga enorme de valores humanos, el embajador cubano en Honduras, Juan Carlos Hernández Padrón, concluye la entrevista que le estoy haciendo.
Juan Carlos es un hombre de 42 años, quien despues de ejercer como Tercer Secretario encargado de los servicios consulares de la misión diplomática cubana en Chile y como Cónsul General (Jefe de Misión) en Costa Rica, fue nombrado Embajador por primera vez en Honduras, en abril del 2007.
Juan Carlos, ciertamente, no pudo imaginar que el país centroamericano cambió su vida de forma indeleble; incluso, hoy en día, el golpe de estado del 28 de junio de 2009 manitiene dividida a su familia.
En efecto, mientras que el embajador de Cuba tuvo que regresar a Cuba en agosto de 2009, después que los países del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) han retirado a sus embajadores como señal de rechazo al gobierno usurpador y fascista de Roberto Micheletti, su esposa Iliana Fonseca, Encargada de Negocios en la embajada de Cuba, permanece en el país, especialmente para proteger a la presencia de unos 300 médicos cubanos que prestan servicios en Honduras.
Tuve el honor de conocer personalmente a Iliana durante mi estancia en Tegucigalpa, y aprovecho esta oportunidad para agradecer su disposición sin reservas y su ayuda solidaria, las cuales  me permitieron hacer mi trabajo como periodista sin ningún inconveniente.
“El error cometido por Zelaya, segun el imperio del norte, fue el deseo de redimir a la situación de Honduras y no permitir que siga siendo el emporio de EE.UU”, dice Juan Carlos.
Escuchando cómo ocurrieron los hechos de la noche anterior al 28 de junio, me insulto y disgusto (yo, que nací en Europa) a partir de la evidencia de que también la Unión Europea tenía conocimento de antemano del derrocamiento del Presidente democráticamente electo Manuel Zelaya.
Cuenta el diplomático que fue testigo, durante la presentación que el mandatario Zelaya hizo a los observadores internacionales que acudían para participar en encuesta popular que tendría lugar aquel domingo de junio, como el Embajador yanqui y sus colegas de la Unión Europea se retiraron de Casa Presidencial antes de que finalizara la actividad, después de intercambiar confidencialmente entre ellos. Era evidente que los gorilas ya estaban en camino, ya habian abierto las jaulas!
Para mí este hecho es importante porque la Unión Europea es al parecer sólo un espectador en esta trágica situación que está pasando en un continente tan lejano, cuando, de hecho, esta evidencia de la experiencia de Juan Carlos demuestra una vez más que los europeos son siempre sólo cómplices oscuros y totalmente sumisos del amo que es EEUU.
Cuba reaccionó desde las primeras horas; rechazó el asalto fascista a la Casa Presidencial. Juan Carlos, como Embajador criollo, puso en peligro su vida para proteger a la de la canciller Patricia Rodas, la más vulnerable en tal situación por su lealtad a Mel Zelaya y por su entrega política.
Tras obtener la autorización de su gobierno, el diplomático organizó un plan en el cual participaron  los embajadores de Venezuela y de Nicaragua; logró burlarse de los soldados, ya muchos en las afueras de la residencia de Patricia Rodas, y antes de un pestañear del poder militar tres coches pudieron entrar en el patio de la casa y los representantes mencionados penetrar en el interior.
Con ellos ya en la casa, un mayor que fue parte de la guardia presidencial de Zelaya trató de convencerles de que él actuaba para salvar la vida de la canciller y que lo mejor era dejar que él la condujera, antes de la llegada de más soldados. Aquí se creó un choque entre los valores integros y los corruptos del militar vendido; el mayor no tuvo el coraje de mirar a los ojos a Patricia Rodas; el, que se suponía debía proteger al presidente y a sus colaboradores más cercanos, en cambio, ¡fue  justo quien quería entregar a Patricia a los golpistas!
Después de 15 minutos de discusiones entre Juan Carlos y el mayor, tratando de convencerle de que dejar en paz a la Rodas, un fuerte ruido adviertió a Juan Carlos de que los uniformados golpistas se habían cansado de dialogar y que por lo menos 15 soldados con pasamontañas y armas de fuego se acercaban a Patricia.
Tratan de intimidar al Embajador, dejando claro que el problema no es con Cuba, sino sólo con Patricia: el esposo de la canciller, que trata de protegerla, es brutalmente golpeado y dejado casi inconsciente en el piso de la sala de la casa, mientras el diplomático cubano abraza fuertemente Patricia y declara en voz alta que si quieren llevársela tendrán que llevarlo a él también.
Desde este momento comenzó una pesadilla (afortunadamente con un final feliz): los militares empujaron  a Patricia y a Juan Carlos en el asiento trasero de un coche, para llevarlos a una  base aérea ubicada en la capital.
Después de golpear duramente a Juan Carlos, los militares le obligaron  a abandonar a la canciller y mientras aquel informaba por celular al ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodriguez Parrilla, intentaron destruir el teléfono, sin éxito, no obstante los culatazos de un fusil. Mientras tanto, otros uniformados se llevaron a Patricia para deportarla ilegalmente del país, tal y como ocurrió al presidente Zelaya.
Pregunté al embajador cubano si en toda esta historia nunca había tenido miedo de ser ejecutado: ¿cómo se puede pensar que un grupo de gorilas recién salido de las jaulas pueda tener conocimiento de la naturaleza sensible de las relaciones diplomáticas? Juan Carlos me respondió que cuando lo trasladaron desde la base aérea hasta una zona más aislada de la ciudad, por un momento creyó que todo había terminado; incluso, los gorilas empezaron a hacer política, quejándose de que él hablaba tanto, demasiado, cuando todavia estaba abrazado a Patricia. Querían saber dónde él había aprendido a discutir, “si tanto se sabia que en Cuba no hay libertad de expresión”.
Cuando finalmente se quedó solo en los suburbios, Juan Carlos pudo volver rápidamente a la Embajada de Cuba, gracias a la disponibilidad de un grupo de hondureños humildes, que lo escoltaron hasta la legación cubana.
La población de Honduras es el verdadero protagonista de todo el proceso. Juan Carlos me dice que la Resistencia, desde el principio de la tragedia, ha protegido a la Embajada de Cuba, temiendo un ataque, como fue el caso del golpe de Estado en Venezuela.
Casi una multitud de hondureños ha llevado agua, alimentos o teléfonos móviles, para que los diplomáticos criollos puedan comunicarse sin ser interceptados.
Después de su regreso a la sede, comenzó para él un trabajo delicado, que no le permitió descansar: debía organizar a todos los colaboradores cubanos para que no les pasara nada y pudieran seguir trabajando para el pueblo de Honduras.
“Me gustaria resaltar la conducta intachable de nuestros cooperantes de la salud, que se han mantenido en el pais a pesar de las dificiles condiciones. No ha habido “estado de sitio” ni “toque de queda” que haya  impedido continuar la labor humanitaria que realizan en ese hermano pais desde hace 11 años”, me confesó el embajador cubano.
Pregunto a Juan Carlos qué piensa sobre el futuro de este país y de este pueblo heroico, que él ha conocido bien, y el embajador responde que confia en el movimiento popular de la Resistencia, el cual ha mostrado un notable heroísmo y que sin dudas vencerá al fascismo y a la oligarquía.
“Lo que no quiero pensar es que este golpe de Estado fascista sea sólo el comienzo de una larga serie en contra de este movimiento maravilloso de socialismo del siglo XXI en América Latina”, dijo el diplomático.
Quisiera añadir que, por esta razón, es importante seguir ayudando a la Resistencia , no abandonarla y seguir denunciando todo lo que está sucediendo en Honduras.
Porque la resistencia en Honduras, filosóficamente hablando, es la capacidad individual y colectiva de ejercer el Estado de Derecho y de oponerse a cualquier violación de la dignidad humana. Es una forma de autodefensa contra  la alienación que reprime la lucha por la emancipación humana y la libertad de las personas. En este sentido, es el despertar del pueblo hondureño en las formas de manifestación de la democracia participativa, es la búsqueda de la necesidad de la libertad económica sobre la opresión de las oligarquías y de los medios de control de la conciencia popular, obtenida con los medios de comunicación al servicio de los grupos oligárquicos que controlan el país.
Quiero terminar con unos versos de una canción de la Resistencia, como si fuera una mirada al futuro...... “pueblo hondureño es el porvenir, nace en conciencia, libre al fin, pueblo aguerrido para vivir: Revolución hay que parir ....".

* la autora es responsable de la página web en italiano de Prensa Latina

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